jueves, 27 de agosto de 2009

Una abogada de pies descalzos desde la tierra del maple

Mi abuela, que era enfermera, tenía un estetoscopio viejito, viejito, como éste:
Siempre me gustó más que los modernos, por dos razones: a) porque hacía a quien escucha estar más cerca del corazón; y b) porque siempre se me figuró un instrumento de doble vía.
Este blog tiene la imagen del estetoscopio...pero realmente pretende ser uno de estos estetoscopios Pinard.
Que sea el pretexto para acercanos un poquito más al corazón, y que lo sea en doble vía.  O como decía...que sea una casa de puertas abiertas, para que cada quien se sienta en hogar.
Justo hoy, después de una riquísima plática con Marche, me autorizó a publicar un correo que me mandó y que contesta/remata maravillosamente la entrada "De pérdidas, ganancias y amanecer".
Así que, aquí vamos con el buen Pinard. Gracias Marce..como dice Delgadillo "Y no hace falta repetir cuánto los quiero/si lo he dicho tanto ya/ y hablar de amor es bueno/ cuando es sincero"
“Me subí al carrusel de la esperanza y salí botada (o volando) hacia el callejón de la tristeza. Entre recuerdos y nostalgias, la vida me va diciendo “levántate y anda” camina con dirección hacia el amor y la plenitud”.

Esta palabrita me surgió espontáneamente por ahí de las 3 o 4 de la mañana, la noche estaba fresca, mi ventana abierta, un airecito frío jugueteaba con mi espalda, así que me levanté para cerrar la ventana (y me pegué en el pie izquierdo con la esquinera de mi cama), cuando al acostarme me brotó ese pensamiento. Ya tres semanas y media después de la ruptura. Semanas que se han ido tan rápido pero de manera tan bonita… Entre el trabajo que tengo que hacer y sacar (donde me concentro y no me concentro), los amigos y amigas que acompañan este caminar, que escuchan, alientan, ríen, orientan, apoyan y no dejan de querer al que te deja porque también lo conocen (prueba de la madurez de mi grupo de amigos, contrario al de él), no puedo más que sentir amor y esperanza. Aunque claro, de repente la nostalgia pega duro pero una vocecita dice “Calma. Paciencia. Espera. Tranquila. Perdona (a tí y al otro). Deja ir. Crece. Madura. Aprovecha. No te cierres. No cierres el corazón”. Porque al final, ¿cómo abrir el corazón a menos que no se rompa?

En fin, en estas vueltas ando.

Así es mi querido Rodrigo, me llegan las ganas de escribir y curiosamente, de hacer collages (los cuales no he empezado pero se están gestando en cualquier parte de mi mente y corazón).

Va un abrazo grande y solidario.
Marche

p.d. sigue escribiendo, me encanta contemplar las contemplaciones.




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