jueves, 5 de febrero de 2015

De sueños y despertares


Soñar que caminas en las plazas, las calles, tu pueblo

Soñar que caminas con tu hermano, con tu compa, con tu gente... por tu gente

Soñar que extiendes una larga bandera mexicana con un mensaje del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Soñar al teniente del ejército mexicano mirarte, odiarte, filmarte, registrarte en su archivo

Soñar la fila compacta de granaderos y antidisturbios, cuerpos rígidos, corazones turbios

Soñar como esa masa azul comienza a agitarse, se mueven en su sitio, se ajustan los cascos, aprietan los toletes

Soñar como las primeras personas empiezan a correr; a medio trote primero, como no queriendo provocar que les persiga el perro al que le están soltando la correa

Soñar al compañero que contigo sostiene la bandera, adivinar en su mirada  ese segundo en que decide si echa a correr o se mantiene firme

Soñar que te quedas atrás, que todos huyen, que se te viene la marea de botas y escudos y rabia adoctrinada desde la Escuela de las Américas y sus sucesores

Soñar como te rodean, como te avasallan, como te engullen

Soñar el ruido de los músculos golpeados, los huesos molidos, los cráneos rotos

Soñar el silencio posterior, la plaza vacía, la calle oscura, la bandera pisoteada

Soñar
Soñar
Soñar

Respirar agitado, despierto, agradecido porque por esta vez ha sido sólo un sueño




2 comentarios:

Antonio Duato dijo...

Comparto la alegría que a veces se siente al despertar y darse cuenta de que ha sido solo un sueño.
Pero es la manera de entrañarnos en quienes lo vivieron y no sólo fue un sueño.
Soñemos también en cosas bonitas, igualdad y fraternidad, porque aunque nos decepcione el volver a la realidad, para algunos, algún día, no será solo un sueño...
Entrañablemente unido con Rodriogo,
Antonio Duato

Rodrigo Olvera dijo...

Exacto, querido Antonio.
Recuerdo que la tesis central del mejor estudio que he leído sobre los orígenes del cristianismo es que Jesús y su movimiento respondieron a las tres necesidades básicas de todo pueblo: pan, salud y sueños.
Y que por tanto, la renovación del cristianismo ha de recuperar esas tres dimensiones para la vida de nuestros pueblos hoy.
Un abrazo